En Las Herencias con Lagopex

Después de largo tiempo pensando y proyectando esta jornada de pesca en Las Herencias (Toledo), en el río Tajo, cercano al embalse de Azután, en un escenario totalmente novedoso para mí, llegó el día en que se pudo llevar a cabo aprovechando que el amigo Iván (Horus en los ambientes de la pesca), se mostró solícito a mis requerimientos  para que me acompañara, y que además de hacer de cicerone, guía e instructor, consiguió que amablemente la marca de artículos de pesca LAGOPEX (www.lagopex.es) nos donara una serie de engodos, veletas y productos varios para que los probáramos y testáramos en esta jornada, pasando con sobresaliente alto la prueba, pudiendo confirmar, una vez completada la misma, la incuestionable y extraordinaria calidad de todos los materiales y del innegable poder atrayente para los peces de los engodos aportados. Sobre las bondades del material que vende esta marca no me extenderé, ya que sería una osadía por mi parte hablar de cuestiones como la granulometría, aromas, poder aglutinante de los engodos y otra serie especificaciones técnicas, ni de la idoneidad de veletas y aparejos varios de esta marca, trabajo que cedo de manera gustosa -y obligatoria, todo hay que decirlo, debido a mis escasos conocimientos sobre el tema-  al saber y experiencia de Iván respecto a los materiales mencionados. El tema de montajes, forma de hacer el engodo y preparación de los cebos más idóneos para la pesca en este escenario, de igual modo, queda en manos de mi compañero de fatigas, todo lo cual se explica de forma pormenorizada en el vídeo que acompaña a esta entrada, por lo que no me extenderé sobre ello; además, en el mismo, mostraremos alguna de las capturas producidas este día, enseñando, a su vez, el resultado final a través de la muestra de la pescata llevada a cabo.
Río Tajo
Iván 
En este artículo sólo haré un corto relato de lo acaecido, ya que, como he comentado, en el vídeo se refleja de manera más explícita lo que, seguramente, yo no conseguiría narrar con palabras: cerca de la orilla, a tiro de enchufable, muy difícil sacar peces grandes debido, según estimaciones de pescadores expertos, a las altas temperaturas del agua y, sobre todo, algo que nos sorprendió no muy agradablemente, a la sobreabundancia de peces-gato de tamaños que rondaban en su mayoría los 150 gramos, que una vez adueñados del pesquil no había manera de meter a carpas y barbos, y pese a sacar alguno de estos últimos, la mejor forma de hacer una buena pescata fue alejándonos de la orilla, tanto con técnicas de inglesa como fondo con cebador -o feeder agreste, o como cada uno estime oportuno llamarlo-. Por cierto, el pez-gato, por lo menos para mí, no es muy agradable de pescar, pues, además de no dejar comer a los peces de nuestra devoción, es tal su número que su pesca se convierte en desesperadamente sencilla e insustancial debido a su extrema voracidad, impidiendo incluso que la veleta llegue a posicionarse, siendo, a veces, para pescadores como yo no acostumbrado a manipularlos, casi traumático desanzuelarlos, ya que sufres constantes pinchazos con la especie de aguijón que llevan en sus aletas dorsal y laterales y, encima, alguno de ellos, henchidos de tanta comida engullida... ¡Te cagan encima, joder! Vamos, un suplicio -recomiendo usar guantes de beisbol, como poco, para manejar a estas bestezuelas “pinchantes”; yo, al día siguiente, tenía unas manos más hinchadas que un fornido pelotari vasco-.  Menos mal que las carpas y barbos que en abundancia pueblan estas aguas, y que pudimos capturar, en parte, gracias al excelente engodo que nos proporcionó Lagopex, dieron la cara en ciertos momentos con técnicas, como he apuntado, para pescar más alejados de la orilla, proporcionándonos bonitas picadas con sus correspondientes luchas, saldadas muchas de ellas, más de las que hubiésemos querido, a favor del valiente pez. Seguro repito la experiencia, pero esta vez cuando el calor vaya mitigando y pueda disfrutar de estos peces tirando del elástico de la caña.



Y, para terminar, agradecer esta estupenda jornada de pesca, primero a mi amigo Iván por su grata compañía y sus inestimables enseñanzas y consejos, y a la marca Lagopex por cedernos  su material para nuestro uso y así poder disfrutar con los peces de nuestro querido, maltratado y ya quejumbroso río Tajo a su paso por Las Herencias. Volveré. ¿Cuándo? Quién sabe. 

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