El Concurso pasado por agua

19/Diciembre/2010
Concurso social de Navidad 2010
Domingo. Me levanto relativamente temprano; sobre las 7:30. El día amanece muy lluvioso y no ha parado de llover en toda la noche, lo que me hace dudar de la idoneidad del río para pescar. Me preocupa que el río venga tomado, o lo que es peor, desbordado, pero eso se verá cuando lleguemos al Coto,  así que,  con relativo optimismo,  me dispongo a recoger a mi fiel compañero de concursos, el Tío Julio.
Llegamos al lugar del concurso sobre las 9:00. Sigue lloviendo copiosamente, aunque el estado del río, aunque no óptimo, pues baja con mucha fuerza, es bueno y el agua no está tomada, presentando el color verdoso típico del Río Júcar en esta época del año.
Antes de empezar a pescar nos tomamos unos chupitos de orujo para calentar el cuerpo, aunque debido a la  lluvia no hace frío (unos 8 ºC), y templar los nervios ante la inminente señal de salida. A las 9:30 se produce ésta, avisando la Organización que el concurso terminará a las 13:00 horas, media hora menos que un concurso normal debido a las inclemencias meteorológicas.
A la señal se produce la desbandada general, las prisas, las carreras por buscar el  mejor sitio, en resumen, el  “ansia viva” por llegar primero al puesto donde, supuestamente, cada uno piensa que va a sacar más peces. Luego este lugar idílico se convierte en una mierda puesto en el que, o no pica ni una ¡puta trucha! o no han echado ni una ¡puta trucha!
Precisamente esto último es lo que me pasó a mí en este concurso y en varios otros que llevo a mis cansadas espaldas de pescador.
En resumen, que el puesto que a priori prometía ser maravilloso se convirtió en un fiasco lo que me obligó a cambiar de lugar, dirigiéndome lo más raudo que mi mala condición física me permite a la tabla de arriba donde las capturas también eran escasas debido, sobre todo, a la poca abundancia de salmónidos. Aún así pude sacar una pieza (cabe decir que sólo se repobló con truchas de entre un kilo y kilo y medio, aproximadamente). Esta trucha la pesqué con la técnica denominada “al arrastre” o “a fondo” con masilla de color blanco. Y después de intentar denodada e infructuosamente  sacar otra durante cerca de una hora utilizando todas las técnicas de pesca que conozco, que son pocas, e incluso las que desconozco, que son muchas, me decidí a bajar a la zona debajo de la caseta, así que de nuevo y empapado hasta las orejas, pues no había dejado de llover en toda la mañana, deshice lo andado y volví al lugar donde inicie el concurso.
Después de muchos lances con mis cucharillas y peces artificiales favoritos puse una cucharilla que tenía abandonada en el baúl de los recuerdos –verde fosforito- y con ella en la última hora logré echar a tierra dos hermosas arco iris que,  debido a la escasez de las capturas,  me proporcionaron un meritorio 5º puesto que satisfizo a mi ego y enriqueció  mi despensa, puesto que el premio fue una cesta de navidad.
Debo apostillar que el ganador logró cinco capturas y segundo y tercero cuatro cada uno, lo que indica, o la poca pericia de los concursantes, o las escasez de peces.
En definitiva que, pese a la lluvia, el barro, el frío, las pocas truchas pescadas, me fui contento por pasar un día haciendo lo que me  gusta.  Sin  olvidar, y no por ello menos importante, la barbacoa posterior al concurso compartida con unos compañeros a los que nos une una gran pasión: la pesca. Así que….nos vemos en el río.

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