TONTUNAS PESQUILES III: Cómo pescar, o no, truchas con boya, cucharilla de lucio... y a fondo. Y VÍDEO de cómo poner el maíz en el anzuelo

Trucha arcoíris... No será por colores
Hallábase quien esto cuenta en una de sus visitas anuales a un conocido acotado conquense —lugar pródigo en salmónidos, en este caso exclusivamente trucha arcoíris, por mor de sus propietarios, interesados en tamaña sobreabundancia al tratarse de un coto truchero cuyo cobro se estipula por el peso de las piezas que tengas a bien, o en desgracia nunca se sabe, pescar, es decir, a mayor pesca mayor ganancia— practicando la pesca sin muerte con cola de rata, otra de las opciones permitidas en el recinto, cuando veo a una típica familia joven: papá, mamá y dos churumbeles que frisarían los 5 ó 6 años, y, por las trazas, lo más cercano al mundo de la pesca deportiva que habrían estado fuere, seguramente, una visita esporádica al acuario de algún ignoto lugar.

Pues, en esto, llevaba largo rato observando cómo con cierta impaciencia miraban en dirección  adonde habían lanzado su aparejo con la esperanza vana, aunque ellos no lo supieran, que el hilo se tensara y tras él, como por ensalmo, apareciera una trucha. Me apiadé de ellos, y dispuesto a que pudieran irse con dos o tres truchillas que, hasta el kilo de peso, el permiso les concedía, regalaba o más bien no cobraba, les pregunté, cual buen samaritano-pescador, con qué estaban pescando y si querían sacar alguno de los ansiados salmónidos. Y así apareció ante mis perplejos ojos el aparejo para pescar truchas más estrambótico que jamás hubiesen visto los siglos (boya “gorda” y de cebo cucharilla de lana roja, la de toda la vida, cargado, o más bien relleno, cada uno de los anzuelos de la potera con varios granos de maíz), el cual, si estáis interesados en ver, reproduzco de forma fidedigna en el vídeo que adjunto abajo titulado: “Cómo poner el maíz en el anzuelo”, y que, al preguntarles, me dijeron que la caña la habían comprado en un famoso centro comercial y que el “experto” en pesca les había dado unas clases magistrales sobre el buen uso de caña y cebo para tener una gloriosa jornada de pesca de truchas. ¡Uffff...! 

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