El mejor material de pesca

Pez gato. Muy abundante en las aguas de este Embalse
de Vallehermoso.

SELECTIVO REGIONAL DE 2ª DIVISIÓN 2011

Hace un par de semanas, aproximadamente, recibí la orden taxativa por parte del Presidente del Club Fishing Carp de Honrubia, Don Rafael Moya, que debía presentarme, junto a los tres mejores pescadores del Club, al Selectivo Regional de 2ª División que se habría de celebrar el 7 de Mayo en el Embalse de Vallehermoso en La Solana (Ciudad Real). Esta ¿invitación? se produjo, no por mis habilidades en la pesca al coup o a la inglesa –las dos modalidades que se utilizaban en esta competición- sino porque el resto de socios, sabiendo el nivel que en estos eventos hay, se negaron a hacer el ridículo en el mismo. Así que el Presidente no tuvo más remedio que recurrir al más gilipollas e inconsciente que se le vino a la cabeza, en este caso a mí, que teniendo en cuenta que sólo había pescado cuatro veces al coup, representaba una auténtica osadía y temeridad presentarme en una competición en la que todos los participantes tenían una dilatada, y en muchos casos exitosa, trayectoria en concursos de pesca de esta categoría.

Así que a las 5:00 partimos de Honrubia los cuatros pescadores, unos pensando en las posibilidades de clasificarse y otro teniendo prácticamente asegurado el último puesto y temiendo un humillante “bolo”.

Llegamos al lugar de reunión. Ya empezamos mal. Parecía una pasarela de modelos con  las mejores prendas de ropa deportiva de pesca. Había mayoría de Sensas; otros se vestían con Colmic; y también había alguno de Yuki; supongo que muchos patrocinados por dichas marcas. El menda y mi compañero y amigo Julio éramos los únicos que vestíamos con las prestigiosas y carísimas prendas “Quechua” de Decathlon (espero que esta multinacional nos patrocine la próxima competición, ya que somos los únicos que las llevaban).

Pero bueno, lo que importa es el material de pesca, no la vestimenta, y es ahí donde sí me podría lucir.

La primera manga se suspendió por una insistente nube que nos atosigó durante toda la mañana, así que el Concurso se redujo a una sola que duró desde las 14:30 a las 18:30. Debo comentar que en mi Sector, el C, se permitió cebar el puesto antes de la competición, debido a que varios concursantes se adelantaron al cebado masivo por una confusión (aclaración para alguno: aunque es algo sin importancia, yo no fui uno de los que se equivocaron).

Y vamos a pescar. Todo el mundo saca su material. Cañas de miles de euros. “Tropecientos” kits –a día de hoy todavía no sé ni que son-. Magníficos y comodísimos panieres.  Engodos selectísimos y sabrosísimos. Gusano o asticot, como dicen los entendidos, a litros. Material de las mejores marcas, es decir, unas herramientas para la pesca acorde con el escenario y la competición que se trata.

Y ahora voy yo: el panier nada tenía que envidiar a los mejores del concurso (me lo había prestado Rafa); la sacadera tampoco era mala (también de Rafa) y la caña de coup de 9 metros –fui el único concursante que utilizó este tipo de caña, pues no tengo otra- aunque no tenga un gran valor económico, no está mal, y lo más importante, me gusta cómo se pesca con ella. También preparé una caña de 4,5 metros de inglesa, modalidad que domino un poquito más,  por si no era capaz de sacar un pez - lo más probable- con la otra. Mis compañeros de Club me aconsejaron que también montara la otra caña de 9 metros (ésta sí de buena marca y calidad, cómo no, también de Rafa) por si surgía algún imprevisto con la mía. No les hice caso, pero el transcurso de la jornada hizo que me arrepintiera amargamente de no haber seguido sus expertos consejos.

Empiezo con el cebado. Echo unos 5 kg de engodo marca Decathlon, que es el que utilizo por ser el más barato del mercado (8,5 euros los 10 kg). Ya sabéis, a mí no me patrocina nadie y la crisis es galopante. También echo un par de botes de maíz  caducado con la esperanza que los peces no vean la fecha de caducidad y no quieran picar. Se da el aviso de comienzo del concurso y lanzo por primera vez a las procelosas aguas de este bonito embalse  de Vallehermoso mi aparejo con el anzuelo cebado con un par de granos de maíz. Comienza de nuevo a llover copiosamente. Saco la caña. Se me engancha en el fondo. Tiro de la goma. Me percato que la misma está deteriorada. Ya no hay tiempo para cambiarla por la de Rafa, ya que no la he montado. Me empiezo a arrepentir de no haber hecho caso de las recomendaciones de mis compañeros de Club. Lanzo de nuevo. Llueve con más intensidad. Debido a mi inadecuada vestimenta, sin traje de agua, ni paraguas, ni nada que me proteja de la incesante lluvia, me planteo dejar la competición y meterme en el todoterreno hasta que escampe. En esto tengo una picada…fallo; al momento otra, tampoco clavo al pez. Ya no me quiero ir al coche. Otra picada. ¡Ahora sí! Clavo al bicho, es grande, tira con fuerza, y…¡A tomar por culo! Se rompe la goma, se lleva todo el aparejo, me quedo sin pez y con cara de gilipollas.

Después de múltiples exabruptos y maldiciendo mi mala suerte (torpeza en realidad) saco la segunda caña que tenía guardada en la funda. Monto la línea con una celeridad inusual para mi falta de pericia, mido la profundidad “medio a voleo”, vuelvo a lanzar y ¡Sorpresa! Se hace un nudo en la línea de tal calibre que me obliga a cortar la línea y, por no perder tiempo, hacer una chapuza en la misma con un nudo de sangre para poder seguir pescando.

Lanzo de nuevo. Al poco tiempo otra picada. Clavo a la primera. Domino a la bestia que viene prendida de mi anzuelo. Y por fin puedo coger con mi sacadera –bueno, la de Rafa- una hermosa carpa común de cerca de 2 kg. que supera con creces las previsiones más optimistas que tenía depositadas en el resultado de mi actuación en este concurso.

Contento y feliz con mi captura y ya relajado al quitarme el fantasma del “bolo” que rondaba mi pesquil, seguí la jornada de pesca, teniendo bastantes picadas y sacando 7 carpas de más de un kilo (una de ellas royal), varias pequeñas, dos gardones y bastantes peces gato (estas dos especies no las había visto más que en pintura), dando todos estos peces un peso total de 14,540 kg. lo que estuvo a punto, milagrosamente  –sólo me faltaron 420 gr. – de clasificarme para el siguiente selectivo. Al cual, por supuesto, no me habría presentado. Tentar dos veces a la suerte y ganar -para mí este resultado fue un éxito épico- es muy difícil.

Agradecimientos a mis amigos Julio y Chema por sus consejos, ánimos y buena compañía en esta nueva experiencia como pescador, y sobre todo a mi querido Presidente y mentor Rafa, por haber insistido en que participara, porque me prestó lo mejor del material con el que pesqué y, sobre todo,  pese a haber perdido él una caña enchufable de mucho valor durante el desarrollo del concurso, lo que hubiera puesto de mal humor al más pintado, a su sincera alegría por haber sido yo capaz de hacer un papel digno ante tanto profesional de la pesca.

Dice un amigo que los peces no ven con qué caña estás pescando. Puede que algo de razón tenga.

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