Su primera carpa en Vallehermoso |
Que no se asusten
los sufridos pescadores que frecuentan este escenario durante el invierno con
el título de esta entrada. Se cierra la pesca en este bonito y recogido pantano
manchego, sí, pero para mí. Quería despedir este 2012, en lo relativo a la
pesca de ciprínidos, en este lugar,
donde tanto he disfrutado este año, y de paso, enseñárselo a mi amigo José Luis (Hacha para los siglos), para que se desentumeciera un poco de la
ligera oxidación que padece, en lo relativo a la pesca, por lo poco frecuente
de sus jornadas practicando esta actividad en los últimos años.
Así, nos
presentamos este lunes, día 29, a las 7:15 de la mañana, con una
temperatura de 0,5°,
dispuestos, yo a despedir el año con una buena jornada de pesca, y el Hacha a conocer este pantano y sus
virtudes.
Palacios con una común |
El Hacha y su pescata |
La pesca,
con la progresiva entrada del frío, va cambiando paulatinamente, por lo que la técnica,
distancias, cebos y demás variables deben adaptarse a las nuevas
circunstancias si se quiere lograr hacer
una buena pescata. En mi caso, con la esperanza de que las condiciones no se
hubieran modificado drásticamente desde mi última visita a este lugar –hace
algo más de dos semanas-, y para, de este modo, que mi colega pudiera
divertirse, le recomendé que pescara con una caña de 4 metros al coup, y a esa distancia, y también
preparamos una caña de inglesa para
pescar más lejos por si los peces ya no se acercaban tanto a la orilla para
comer. Yo, por mi parte, como las últimas veces que he pescado aquí, hice un
cebado de inicio a 4 y 11 metros, para pescar tanto con enchufable como con inglesa,
aunque debido a la proximidad de un obstáculo sumergido y descubierto con
posterioridad al precebado, me tuve que ir a 9 metros, que es la distancia a la
que pesqué prácticamente todo el día. De cebo llevábamos únicamente maíz, ya
que nuestro objetivo eran, principalmente, las carpas.
Palacios cobrando una buena captura |
Iniciamos la
pesca una hora después de nuestra llegada, una vez montados nuestros
respectivos puestos; ya de inicio se veía que los peces estaban más difíciles
que en ocasiones precedentes, y que los que se acercaba a comer a la orilla eran
pocos. Aún así, a 9 metros, las picadas se sucedían con relativa presteza, casi
siempre a la caída del cebo, aunque me era dificilísimo clavar a los peces.
Cambié de profundidad, subiendo el cebo, dándose el mismo resultado: muchas picadas
pero escasísima efectividad. Mientras, el Hacha iba teniendo alguna que otra
picada, muy espaciadas en el tiempo, eso sí, y también muy difíciles de clavar,
pero se iba defendiendo y tocando escama de vez en cuando.
Sacando una buena royal |
En esta
lucha poco efectiva, pero sin cuartel, con los ciprínidos nos hallábamos,
cuando –y no paro de loar al Señor desde entonces por ello- apareció el amigo Miguel Antonio Palacios, vecino de La Solana, gran pescador (varios años en
1ª Regional), mejor conocedor del escenario, y estimable compañero, ya que,
amable y desinteresadamente, además de sus impagables consejos técnicos para
mejorar nuestras prestaciones en orden a sacar más peces, nos donó, de forma
altruista, un litro de gusano para alegría de los moradores del pantano, ya
que les gustaba más que el maíz, y aún más para la nuestra debido a que este
cebo era mucho más efectivo.
A tiro de sacadera |
Siguiendo
los consejos de Palacios (resumiendo:
cebado constante con engodo y “bichos”
y bajando el grosor de bajos y tamaño de los anzuelos), y habiéndome él mismo
modificado alguno de mis aparejos, las picadas empezaron a sucederse sin tregua
alguna, aunque el clavar al pez… es otra historia. No sé; seguro que algo mal
hacía, aunque en todo el día no logré discernir qué era, pero “puedo prometer y prometo” (Adolfo Suárez,
dixit) que había momentos que me costaba hasta 20 picadas poder clavar un
pez. Mientras, el amigo José Luis,
iba sacando carpas con más parsimonia que, tanto él como yo hubiéramos deseado,
aunque sus resultados, teniendo en cuenta el material del que disponía para pescar
estas aguas, se pueden calificar como de notables; eso sí, Palacios fue ponerse a pescar y empezar a sacar pesca, en su
mayoría carpas y algún gardón. En algo más de 2 horas hizo una pescata de 14 kilos. Cómo se nota el dominio que
tiene del escenario.
Al final, he
de catalogar la jornada como de buena despedida del año de pesca de ciprínidos.
El Hacha sacó un cubo de peces, alguno de los cuales, 5 en concreto, los sacó
con mi caña enchufable, siendo así su estreno en esta modalidad; y yo pude contar
53 carpas (7 “gordas”) y un
“gallardón”. Gracias por este buen año de pesca a este generoso pantano –espero
que se cuide-; y gracias a Palacios,
que si no aparece con el regalo de los gusanos y sus enseñanzas, esta crónica
no hubiera narrado una jornada tan satisfactoria.
14 kg en algo más de dos horas |
Comentarios
SOY JAIME,EEEE.