Me lo habían
advertido: ¡no vayas! Pero eran más mis ganas por ver hundirse la veleta -aparte
de así gastar un litro de gusano cuya fecha de caducidad hacía bastante tiempo
había expirado y que dejaba en mi frigorífico un persistente tufillo a
putrefacción- que, en un alarde de
osadía, y aún sabiendo de primera mano que el fin de semana anterior las varias
pachangas y concursos celebrados en este escenario habían llenado de “ceros” las
estadísticas de los concursantes y que las aguas seguían muy tomadas, me
aventuré a llevar a cabo una jornada en este pantano.
Inicio la
pesca a las 9 de la mañana y, sorpresivamente, pronto empiezo a tener picadas,
pero sólo las logro con línea muy fina (0,15), y bajos del 0,12 con anzuelo del
18. Eso hace que saque varias carpas
pequeñas, bogas y “gallardones”, pero también me parten 4
carpas kileras. ¿Cómo no con estas finuras? Pero utilizando grosores mayores
era incapaz de tener ni una sola picada. Esta actividad, sin ser excesiva, sí
resultaba entretenida. Fue después del almuerzo cuando los peces pequeños
desaparecieron y ya casi todo el día las picadas y capturas eran de carpas de
uno a dos kilos. Alguna rotura más tuve, se me fueron bastantes y alguna fui
sacando. Fue un día entretenido, lejos de las pescatas de tiempos mejores en
este pantano, pero mereció mucho la pena la jornada, ya que de antemano asumí
la escasez de capturas, y al conseguir una digna pescata hizo que diera por
bueno el esfuerzo de desplazarme a pescar a este, un tanto lejano para mí,
bonito y agradecido pantano. Al final pesé 26 kilos, mucho más que las
previsiones más optimistas al inicio del día.
¿Se van
recuperando estas aguas después de las inundaciones y riadas pasadas? Creo que
poco a poco lo irá haciendo, pero la
pesca está todavía bastante difícil, ya que tres pescadores cercanos a mi
puesto con cañas de coup no pudieron sacar ni un pez, y algunos más a fondo
sacaron uno o dos carpas. Otro compañero, éste con enchufable, al que pregunté
al irme y que estaba en una zona distinta me comentó que en toda la tarde no
había tenido, tanto él como un amigo, ni una sola picada. Pero, lo que está
claro es que sin intentarlo no sacarás nada. Puede que te acompañe la suerte
como me ocurrió ayer a mí. ¿Quién sabe?
Y cómo no…
el vídeo. ¡Ay, el vídeo! Ahora que me he podido hacer con una cámara
medianamente decente, resulta que el camarógrafo no tenía muchas ganas de
grabaciones, y que tampoco le había cogido el tranquillo a la nueva cámara, lo
que hizo que se perdieran varias de las mejores tomas. Pero, ahora sí estamos
en condiciones de hacer un vídeo de relativa calidad. El tiempo que tardemos en
conseguirlo… es otra canción, así que por ahora nos conformaremos con esto.
Comentarios
De todos modos, el lugar más querencioso en esta época es en la zona de la central, casi justo enfrente de la finca que hay debajo del albergue. Si ves el vídeo seguro que te ubicas mejor.
Un saludo y ya me contarás.