Lucio pescado al curricán con el pez fetiche de Adolfo. |
Y así fue al
inicio de la jornada. Echar la barca, ponernos al curricán en la zona de
desembarco, y tener Adolfo la primera picada, fueron acciones casi simultáneas.
Recogiendo yo mi magnum Rapala para
no estorbar a mi compañero, y sin haber llegado éste a sacar el pez del agua, me pica
a mí otro de kilo y medio aproximadamente, pudiendo hacer de este modo un
doblete. Volvemos al curricán y no habría recorrido la barca 20 ó 30 metros
cuando el pez fetiche de Adolfo tiene otra picada y así se hace con otro
esócido. Pero, y lamentablemente, aquí se acabó, prácticamente, la actividad, y
por tanto captura, de los depredadores de este pantano.
Bass con popper |
A partir de
este momento iniciamos un peregrinaje, poco afortunado en orden a capturas, por
las aguas de este hermoso pantano castellano. Probamos en zonas profundas,
zonas someras, reculas y cortados… y nada. Los depredadores se habían tomado un
descanso este día y no tenían intención
de despertar de su supuesto letargo. O no fuimos capaces nosotros, el día de
hoy, de localizarlos, que también puede ser.
Así las
cosas, y algo poco habitual cuando sí sacamos pesca, adelantamos la hora de la
comida a las 14:00. Buscamos una sombra bajo unos árboles que nos protegiera un
buen rato de los inclementes rayos del sol, que a esta hora, y pese a las
fechas en que nos hayamos, calentaban de forma inmisericorde. Y en ello
estábamos, dando cuenta de una hermosa tortilla acompañada de sus fieles
amigos, los chorizos, cuando Adolfo pudo observar algunos bancos de black-bass
entre los árboles sumergidos cercanos al lugar donde habíamos dejado la barca,
con lo que, una vez terminadas las suculentas viandas, dedicamos un rato a
tentar a los centrárquidos: yo con un Lucky
Craft suspending y Adolfo con un popper de hélices de la misma marca. Al
segundo o tercer lance tuve una picada tan violenta que pensé que se trataba de
un lucio, aunque realmente se trataba de un pequeño bass. Adolfo, por su parte,
tuvo una bonita picada de otra perca negra, la cual emergió inesperada y
brutalmente del agua para engullir el popper.
Después, los basses, recelosos como siempre, no prestaron atención alguna a
nuestros señuelos, teniendo que abandonar esta zona con el pobre bagaje de dos
pequeñas percas sacadas.
Monumento gastronómico hispano. Cara blanca: por la crema solar. |
Luego, a lo
largo de la tarde, y simultaneando el curricán y el lance, tuvimos alguna
picada más, siendo sólo capaces de sacar una lucioperca – En este caso Adolfo.
¿Mala jornada de pesca? Pues realmente, no. Comimos bien, surcamos las aguas de
Buendía cual animosos marineros de agua dulce, y yo me dediqué a hacer, no sé
si bueno, pero sí amplio, un reportaje fotográfico de este grandioso escenario
que es el Pantano de Buendía. Seguro que otro día sacamos más peces y, si no,
haremos más fotos y vídeos.
Presa de Buendía |
Comentarios
UNA COSA QUE APRECIO EN VUESTRAS FOTOS ES QUE EL DIA ESTABA BASTANTE TRANQUILO Y A MI PERSONALMENTE NO ME GUSTA NADA PARA LA PESCA DE DEPRADADORES.
NOTA : MENOS MAL QUE HAS EXPLICADO LO DE TU CLARA BLANQUINOSA PORQUE YO PENSABA QUE ESTABAS MUY ""CHUNGO"".
Respecto a la cara, que parezco un "aparecido" o fantasma, como escribo es por la crema solar, pero una de mis jornadas de pesca en la barca con el amigo Adolfo puede que se me pusiera así o, incluso, más blanca, debido al mareo que cogí por el persistente oleaje. Tal fue que me tuvo que desembarcar para que se me pasara. Pero ya no me ocurre. Será porque ya estoy hecho un "profesionas" de la navegación, que me atrebo incluso a manejar la barca -como la de Eurovisión.